Son tres palabras fáciles de entender para todo tipo de personas, palabras profundas y desafiantes , que no se usan frecuentemente y por lo tanto, no están vaciadas de contenido.
Hogar
Tiene un sentido propio y en cierta manera, restringido: todos los que viven bajo el mismo techo.
Aunque no todos los que viven bajo el mismo techo tienen el mismo grado de pertenencia y la misma necesidad de intimidad.
Pero a todos beneficia buscar la sanación personal y promover relaciones apacibles con los que conviven.
• No deja fuera ningún rol: padres, hijos, hermanos, abuelos, tíos, primos.
• No excluye a nadie por razones de ideología o de creencias.
• No es lo mismo que “familia”, que tiene un sentido más amplio, y no incluye necesariamente la convivencia bajo el mismo techo.
Sano
• Se refiere tanto a lo físico como a los demás aspectos de la persona, psicológicos y espirituales. La sanación es un proceso constante.
• Una persona “sana” es alguien sin malas intenciones, limpio; el que me comprende cuando hago algo mal.
• El Papa Juan Pablo II dijo en Santa Clara: “Cuba, cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón”. Esto se hace extensivo a todos los países del mundo.
Apacible
• Está indicando paz, serenidad, armonía.
• Alguien que sabe resolver conflictos.
• Que la paz sale del interior de la persona.
• Que acepta a los demás como son y valora más lo positivo que lo negativo en los otros.
• Que perdona desde el amor para alcanzar la paz.
Para que esta “espiritualidad para la familia” llegue a la mayor cantidad de hogares posible, tiene esquemas mínimos de organización y coordinación. Es importante aclarar que no pretende convertirse en un movimiento.
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